La hipertensión pulmonar es simplemente un aumento en la presión de las arterias pulmonares que produce que las cavidades del lado izquierdo del corazón tiendan a enfermarse, y de esa manera producir que las cavidades del lado derecho de ese órgano se esfuercen más de lo normal para cumplir sus funciones.
Esta enfermedad respiratoria tiende a ser considerada una enfermedad algo rara y peligrosa a su vez, debido que tiende a llegar a los casos en que se tiene peligro de muerte o incluso de algún tipo de invalidez crónica.
La hipertensión pulmonar se considera que existe cuando la presión de la arteria pulmonar correspondiente llega a los 25 mmHg sin hacer nada, o simplemente a los 30 mmHg al hacer algún tipo de actividad física.
Aparentemente hasta el momento no existe una cura definitiva para la hipertensión pulmonar, aunque si existen diferentes tipos de tratamientos que tienen el objetivo de controlar los síntomas producidos, como así también prevenir el hecho de agravar los daños pulmonares sufridos hasta el momento. En estos tratamientos acostumbran a utilizarse medicaciones de diverso tipo, como ser intravenosas, inhaladores o simplemente a través de píldoras que pueden tomarse vía oral. El uso de medicamentos lo asignará el médico encargado del tratamiento, debido que debe analizar la complejidad de la enfermedad respiratoria para de esa manera poder determinar qué segmentos del cuerpo se encuentran perjudicados, y de esa manera determinar el tipo de medicamento a utilizar y la dosis necesaria para poder mejorar a las partes afectadas.
Ya que esta enfermedad acostumbra a perjudicar tanto al sistema respiratorio como al circulatorio, es muy común que los tratamientos asignados contemplen a los diferentes segmentos que contemplen a estas partes del cuerpo, es por ello que es muy común el uso de anticoagulantes para disminuir el riesgo de coágulos sanguíneos, como así también de trasplantes incluso de pulmón o de corazón, para de esa forma conseguir dar una solución al problema, aunque no solucionarlo del todo, ya que seguramente el paciente deberá tomar medicinas de por vida para lograr controlar esta enfermedad.
Algunos de los tantos consejos que habitualmente recomiendan los médicos para prevenir la hipertensión pulmonar son: evitar realizar viajes a muy altas altitudes, evitar quedar embarazada, evitar realizar esfuerzos levantando objetos pesados, no fumar bajo ninguna circunstancia, y el utilizar vacunas antigripales para evitar cualquier tipo de complicación a lo largo del año.