La hepatitis es una inflamación aguda o crónica del hígado que puede venir derivada por diferentes causas. Muchos de los afectados de esta enfermedad se ven aquejados por cuestiones de tipo tóxico, por la toma de algún fármaco que, debido a su composición o por alguna alteración o alergia desconocida que se tenga o bien, también puede deberse a una ingesta severa de alcohol de forma prolongada.
Antes de hablar de los síntomas de hepatitis debemos saber que existen diferentes tipos reconocidos de las cuáles, las más conocidas de tipo vírico son la A y la B. La enfermedad provoca un estado inicial de astenia con fiebre que viene combinada de distintas características que se dan según el metabolismo y la salud que tenga en ese momento la persona.
¿Cuáles son los síntomas de hepatitis?
Los síntomas de hepatitis, como hemos adelantado antes, se darán dependiendo de la persona y también del tipo que haya contraído. No obstante, en este artículo vamos a mirarla de una manera un tanto general para que las personas sepan más o menos a qué se exponen cuando tienen estas quejas.
Después de la fiebre inicial que se provoca, existe un malestar general combinado de náuseas, vómitos, diarrea y cefalea en muchos casos. La pérdida de peso es también un factor importante debido al desgaste físico que se tiene y la debilidad que consigue en la persona.
Estos síntomas iniciales como vemos, pueden deberse a muchas otras enfermedades o infecciones por eso, en el caso de que ocurran en nosotros es importante que acudamos a nuestro médico para que nos diga si exactamente estamos pasando por un proceso de hepatitis.
Posteriormente, después de que se hayan dado estas características, comienza la ictericia que viene marcada por una coloración amarilla de la piel y de la mucosa así como por una orina muy oscura y las heces decoloradas.
Cuando tenemos síntomas de hepatitis, el hígado puede aumentar de tamaño por ello es importante que se actúe pronto, ya que la enfermedad puede quedar en un estado crónico y será mucho más complicado de tratar. En cualquier caso, las personas con hepatitis, cuando reciben un tratamiento adecuado tienen una calidad de vida bastante buena (siempre dependiendo de la gravedad de su causa) y pueden llevar un orden normal. Igualmente, tanto la dieta como los hábitos de vida, seguramente tengan que cambiar para que el estado de la persona sea favorable.