Ciertos fármacos, hábitos y procedimientos médicos contribuyen significativamente a superar estos efectos.
Uno de los tratamientos más frecuentes para combatir este cáncer cuando se halla confinado a la próstata es la prostatectomía radical. Esta operación puede provocar diversos efectos secundarios, cuya intensidad y duración varían de acuerdo a la persona. A fin de contrarrestarlos, presentamos a continuación una serie de consejos útiles.
Recomendaciones Pos-Operatorias
Los diversos tipos de prostatectomía radical pueden desencadenar en incontinencia urinaria (pérdida del control sobre la vejiga), impotencia (imposibilidad de alcanzar erecciones) y esterilidad.
Frente a la incontinencia
La mayoría de pacientes supera la incontinencia unas semanas o meses después de la cirugía. Sin embargo, no es posible predecir la función urinaria luego de una operación. Hay casos en los que este efecto secundario persiste.
En ellos, se sugieren repeticiones diarias de ejercicios intercalados de contracción y relajación de ciertos músculos de la pelvis (ejercicios de Kegel). Asimismo, se pueden utilizar medicamentos que actúan sobre la vejiga y contribuyen a solucionar este problema.
Para quienes presentan incontinencia a largo plazo, los expertos resaltan dos opciones quirúrgicas. En la primera, se coloca una sustancia especial, como el colágeno, para apretar el esfínter de la vejiga; mientras que en la otra, se implanta un esfínter artificial.
Sea cual sea la alternativa de su preferencia, tenga en cuenta que solo su médico le puede asesorar para la mejor elección de entre las técnicas mencionadas.
También hay medidas generales de precaución totalmente inocuas, como orinar antes de ir a dormir, practicar una actividad física intensa, controlar el consumo de líquidos, no tomar bebidas alcohólicas o con cafeína, y reducir el peso corporal en caso de que la grasa abdominal ejerza presión sobre la vejiga.
Con respecto a la disfunción eréctil
Antes de la cirugía, es importante preguntar al especialista si se puede aplicar una técnica de preservación de los nervios que permiten las erecciones. Este método se practica cuando el tumor no es tan grande, ni se encuentra demasiado próximo a los nervios, y si el médico lo considera factible
Los pacientes sometidos a la prostatectomía radical pueden tardar hasta dos años en recuperar la función sexual. En la mayor parte de los casos, la capacidad de tener erecciones disminuye. Pese a ello, existe una amplia gama de alternativas para sobrellevar esta condición.
Gran parte de la comunidad médica considera que la rehabilitación peneana puede ser beneficiosa para recobrar la potencia. Este proceso se basa en el intento de lograr una erección lo más pronto posible luego de la recuperación (seis semanas después de la cirugía), y puede estimularse a través de ciertas medicinas.
Los medicamentos como el sildenafil (Viagra), que propician las erecciones, constituyen una buena opción. Sin embargo, estos pueden causar efectos secundarios e interferir con fármacos usados para tratamientos cardíacos. Por eso, es imprescindible consultar con el experto antes de tomarlos.
La introducción en el pene de una sustancia denominada prostaglandina E1 puede coadyuvar a las erecciones. Esta se coloca mediante inyecciones prácticamente indoloras o como una especie de supositorio. Una de las ventajas de este método radica en que sus efectos secundarios suelen ser mínimos.
Otra posibilidad frente a la impotencia son los dispositivos de vacío, unas bombas mecánicas que se ubican alrededor del pene a fin de inducir la erección. Por último, si los demás tratamientos no cumplen el objetivo, se puede acudir a los implantes de pene a través de cirugía.
En referencia a la esterilidad
La prostatectomía radical implica el corte de la unión entre la uretra y los testículos. Debido a esto, los pacientes operados no pueden producir semen, ni consecuentemente tener hijos de manera natural. No obstante, antes de la intervención, es factible recolectar y almacenar esperma en un banco de semen para utilizarlo en técnicas artificiales de concepción.
Este es un problema poco trascendente para los pacientes de cáncer de próstata, pues ellos suelen ser varones mayores de 50 años.